Es extremadamente complejo, por no decir imposible, conocer el valor de una start-up que justo arranca, o que aún no lo ha hecho. Vamos a aportar una visión distinta, ya que en este artículo no hablamos de cómo hacer dicha valoración, sino las derivadas de la misma.

El valor de una start-up nunca va a ser el exacto, ya que depende del inversor. Un inversor financiero tenderá a buscar retorno rápido y elevado. Sin embargo, un inversor industrial o estratégico buscará valor añadido, dándole menos importancia al multiplicador.

Luego, partimos de la base que el valor no es exacto, sino que puede ser menor del real o mayor del real. Así, la compañía estará infravalorada o sobrevalorada ¿Qué ocurre en ambos casos? Pretendemos que este artículo sirva a algún promotor para establecer su estrategia de valoración de su compañía. De ello puede, en gran medida, depender su pervivencia en el tiempo.

Antes de continuar, suponemos que existen dos estrategias para una compañía. La primera sería la consistente en acudir a sucesivas rondas de inversión. Mientras que la segunda es la de centrarse en el crecimiento orgánico, buscando la autofinanciación o de otro tipo.

Y lo anterior va a depender del sector, de la tipología del promotor y de la propia naturaleza de la empresa. Así, una start-up debería de conocer en cuál de los siguientes casos se ubica:

Infravalor y estrategia de rondas Sobrevalor y estrategia de rondas
Infravalor y estrategia orgánica Sobrevalor y estrategia orgánica

¿Qué ocurre si la compañía está infravalorada? En este caso,la primera derivada es la de la dilución. Por lo que debemos de conocer sobre la estrategia:

¿Qué ocurre si la compañía está sobrevalorada? Es la posición más frecuente de partida. Se producen dos situaciones:

Esperemos que este artículo pueda servir a los promotores e inversores a la hora de valorar una empresa.

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